Dentro del cuerpo de cada perro vive una comunidad invisible, pero poderosa: el microbioma intestinal. Se trata del conjunto de bacterias, hongos y microorganismos que habitan su sistema digestivo y que cumplen funciones esenciales en su salud. Si alguna vez escuchaste que “la salud empieza por el intestino”, este es el motivo.

Un microbioma equilibrado ayuda a digerir mejor los alimentos, absorber nutrientes, producir vitaminas, proteger contra agentes patógenos, regular la inflamación y fortalecer el sistema inmunológico. Incluso se ha demostrado que influye en el estado de ánimo y el comportamiento, al estar directamente conectado con el cerebro a través del llamado “eje intestino-cerebro”.

Cuando este equilibrio se rompe (por mala alimentación, estrés, antibióticos prolongados o cambios bruscos), pueden aparecer problemas como diarreas recurrentes, alergias, mal aliento, caída de pelo, cambios de humor o pérdida de vitalidad. Por eso, cuidar el microbioma es clave.

¿Cómo hacerlo? Evitando cambios abruptos en la dieta, eligiendo alimentos con buena calidad de fibra, promoviendo una flora bacteriana saludable mediante prebióticos y, si es necesario, complementando con probióticos específicos. También es importante permitir que el perro explore su entorno, haga ejercicio, tenga contacto social y viva con el menor estrés posible.

Para pet shops, esta es una oportunidad educativa: ofrecer productos que promuevan el equilibrio intestinal y comunicar su importancia puede diferenciar tu tienda. Los dueños no buscan solo un alimento: buscan bienestar.

El intestino es más que un órgano digestivo. Es una base silenciosa, pero poderosa, de la salud integral del perro.